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Tag Archives: Teatro Central
La ensoñación de Dédalo
Aprender a alzar el vuelo. Aletear con persistencia esperando poder despuntar, que los dedos dejen de estar pegados al suelo, que el aire frío y el sol nos roce la piel. Aprender a volar, de cero, de nuevo, como antes o como nunca antes. Roser López, allí, aleteando en silencio, en esa sala disfrazada de blanco. Un zootropo permanece en la esquina. Y Roser López, aletea hasta que aparece Guy Nader, que la acompaña en la interpretación de esta pieza que parte de una profunda investigación e indagación en el movimiento de las aves y sus migraciones.La música de Ilia Mayer, que nos envuelve en este aprendizaje durante todo el espectáculo con sus incursiones, empieza a sonar. El aleteo persiste, brincan y brincan, quieren salir del nido, cada vez con más fuerza. Hasta que se sumen en la oscuridad y caen desfallecidos. Guy Nader despierta. Busca a Roser, que sigue inerte en el suelo, desfallecida ante el esfuerzo y la constancia del aleteo. Tira de sus mangas, la coge como si fuera una pequeña pluma, por su camiseta, por su pantalón, la obliga a aletear, a mantenerla en alza. Quiere ayudarla a volar, pero ella cae, desfallece, se deja caer como un peso muerto sin contemplaciones. Pero reacciona. Reacciona enfurecida. Se entrelaza consigo misma, con sus pies, con sus brazos, los cuestiona. Superación, convencimiento férreo, constancia, empuje. Ganas de vivir. Ella, quiere volar. Pero no puede. Aletea con violencia, pero el sol queda muy lejos. El zoótropo gira dejando ver unas golondrinas en la lona blanca. Se retuerce por el suelo en movimientos imposibles, intentando escapar de la cárcel de la gravedad. Pero no, sigue sin poder. Al menos no sola. Guy Nader la coge con ternura, entrelazan sus manos. Y se enseñan el uno al otro. Él le muestra que es fácil. Ella se deja llevar. Se unen y se separan, sin soltarse, giran y se elevan. Él la eleva, y ella al fin, vuela. Y él vuela con ella en un vuelo de complicidades. Se separan. Él continúa explorando, lo físico, la resistencia, buscar surcar el aire para no desfallecer, mientras ella, espera. Y luego ella. Batiendo sus alas huyendo de la caída. Y luego, otra vez juntos. Corriendo en círculos, como aquellas bandadas de pájaros que observamos en el cielo, que creemos sin rumbo, siempre al caer la tarde. Sus movimientos emulando a aquellos pájaros. Siendo ellos, esos pájaros. La luz que se endurece, la tarde que cae. El avance desesperado de los bailarines a tocar el sol, desoyendo los consejos que Ícaro le diera a Dédalo. La ensoñación del que quiere volar. Del que lo consigue, a pesar de tener los pies en el suelo. La luz se va extinguiendo, mientras los seguimos todavía viendo volar en las penumbras, hasta que nos quedamos a ciegas. Texto: Piedad Bejarano Foto: Luis Castilla
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Tagged mes de danza, danza, Luis Castilla, Sevilla, contemporáneo, Teatro Central, Roser López Espinosa, Lowland, Guy Nader, Ilya Mayer
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Roser López Espinosa, por partida doble en MES DE DANZA 20
Durante este fin de semana hemos podido disfrutar con la barcelonesa de dos actividades distintas y complementarias: una obra propia y un taller de creación coreográfica.
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Tagged Talleres, mes de danza, danza, Sevilla, contemporáneo, Teatro Central, Roser López Espinosa, Lowland
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Manuela Nogales: “Quiero romper el mito del bailarín maduro”
Una de las creadoras de mayor trayectoria en Andalucía, con mucho trabajo a las espaldas y que ha ido al unísono cumpliendo años con el Mes de Danza en los escenarios, estrena en el festival su último trabajo, De claves y declives. Una pieza en la que Manuela Nogales, sola y despojada de todo adorno, nos invitará a tocar con los dedos los orígenes de la danza, que acaso tal vez andan un poco perdidos: el cuerpo, el movimiento y la percepción. Con música de Bach en directo y en un trabajo intimista donde la intérprete ahondará en las oportunidades del declive como clave para resurgir cual ave fénix, Manuela Nogales aterriza en el Teatro Central durante los días 12 y 13 de Noviembre. Texto: Piedad Bejarano Foto: Luis Castilla De claves y declives, un título muy sugerente con el que te presentas este año en Mes de Danza… ¿Qué son para ti las claves y los declives? Es un poco un juego de palabras. La obra musical sobre la que estamos trabajando es El clave bien temperado de Bach. Entonces, la clave son claves, de trabajo, de esfuerzo. Me gustaba eso de clave y declive porque me apetecía trabajar con esa contrariedad de lo que supone el declive, la edad. Se supone que a determinadas edades ya no tienes que bailar, y entonces juego a contrastar que el declive hay que valorarlo y reforzarlo. Yo estoy en ello, de hecho diría que estamos en una época de auténtico declive, donde hay que regenerarse, sacar fuerza de donde sea de los momentos malos. Entonces, ¿el declive es el punto de inflexión del que partir para encontrarse a uno mismo? Sí, por supuesto. Todo momento crítico es un gran aprendizaje, son momentos para repensar cosas, darle valor a otras, y resurgir como el ave fénix. Son grandes oportunidades. También quiero romper el mito del bailarín maduro, precisamente hay que bailar a partir de los cuarenta. Un intérprete con tanto bagaje y experiencia no puede tener comparanza con uno de veinte años. Uno de mis discursos es que la danza no es una cosa física, sino metafísica, una valoración de lo que es la persona, el movimiento, por tanto la madurez creo que es muy importante, y por ello quiero romper el estigma del bailarín que a cierta edad tiene que retirarse, porque el cuerpo aporta otras cualidades, la interpretación, la forma de expresarse… De hecho, esto que me cuentas, conecta con la referencia que hiciste sobre la pieza que decía: “con 50 años tomo los movimientos como primeros y últimos a la vez lo que constituye, a mi ver, ese temblor indefinible que es la danza”. Exacto. La danza es compleja en el sentido de que no es narrativamente explicable. Conecta con otros sentidos, es más sensitiva, como la música, no sabes porque te conmueve, pero te llegan. El movimiento par a mí es lo mismo, llega de una manera menos intelectual, más perceptiva. Para mí, cualquier movimiento puede ser el primero pero también el último, pues estoy en esa franja. Con la madurez, es otro lenguaje, una evolución. Precisamente quería preguntarte dada tu amplia trayectoria, ¿cómo crees que ha ido evolucionando tu lenguaje en todos estos años? La evolución propia es muy difícil de explicar, porque no estás dentro y fuera. Vas trabajando en el tiempo con tus necesidades del momento. Las inquietudes que tienes con 30 años no son las mismas que las que tienes con 40, todo es un trabajo evolutivo que va cambiando. Lo que sí creo que he hecho un trabajo personal, defiendo un poco que cualquier creador debe tener su lenguaje propio, para considerarse creador. De alguna manera, debe investigar, definir, trabajar en unas claves. Es como cuando reconoces un Dalí. Es tu trayectoria, tu lenguaje, y eso requiere tiempo, pero dejas tu impronta, y eso solo puede darse con el bagaje. El trabajo de autor requiere tiempo, madurarse, ver a dónde va. Por lo que comentas, vamos a ver en esta pieza que traes a Mes de Danza, un fiel reflejo de la situación que vives, ¿no? Yo creo que sí, porque en este caso soy yo sola con mi propio lenguaje. Soy la intérprete, la coreógrafa… y por ello supongo que lo que se ve es muy mío, de mi estado en este momento y la evolución de mi lenguaje. Antes comentabas que la música sobre la que se trabajaba era El clave bien temperado de Bach en manos de la pianista Tatiana Postnikova. ¿Te ha servido de inspiración? ¿Cómo es trabajar con música en directo y con Tatiana? Por supuesto que te sirve de inspiración. A mí Bach me encanta de siempre, ya lo he usado en alguna ocasión. Ahora me pareció un buen momento por como yo estoy viviendo la danza. En el contexto que vivimos, tan peligroso, donde las artes están en profundo peligro, me gustaba volver al origen. Nos estamos perdiendo la danza, se está difuminando, estamos perdiendo calidad, apenas se apoya y sólo se programa en un 4%… El momento es dificilísimo y muy duro, pero también creo que creativamente también nos estamos perdiendo, lógicamente también. Entonces me apeteció volver a los orígenes: el origen de la música, Bach, para mí. El origen de la danza: el movimiento. El movimiento desligado de todo lo demás, el cuerpo y el movimiento exclusivamente, puro y duro. No me gusta adornar, soy austera y me han tachado mucho de purista. Pero creo que es importante que no se nos olvide que aparte de que se puede hacer de todo y siempre es bueno el mestizaje, la danza tiene el origen en la propia fisicalidad del cuerpo, y cuando hablo de cuerpo, es la entidad orgánica de cuerpo, mente, persona y espírito. Quería ser simple: música, y movimiento de un intérprete. Y por supuesto, trabajar en música en directo con una buena intérprete es un placer. La música te llega directamente, no hay comparación. ¿Cómo ha sido el proceso creativo? Conociendo tu trabajo, habrá partido mucho de la investigación. Sí. A veces yo con la música, otras la aparcaba. En la pieza hay momentos de silencio, que rompen con el mito de que no pueda bailarse sin música, uno de las grandes ruptura del siglo XIX. El cuerpo tiene música, una música callada. Juego con la música tocada y la callada. Has pasado por Mes de Danza en numerosas ocasiones, algo que te avala como creadora referente, y también te da una visión amplia del festival. ¿Qué opinión te merece la trayectoria de estos 20 años? Para mí es muy importante, primero como entidad, que me parece un logro que un festival llegue a cumplir 20 años en este país y lo difícil que es, me parece un gran logro. Es la única entidad en Andalucía que ha conseguido traspasar en el tiempo. La única manera de hacer cultura es que las cosas perduren en el tiempo, las cosas se hacen en el tiempo, se queda, se consolida y se impregna. A nivel personal me ha dado mucho reconocimiento, me ha ido apoyando durante toda mi trayectoria, y agradezco mucho al Mes de Danza que nunca se ha dudado de mí, y han estado ahí conmigo, apoyándome. Y como referente con tu compañía, y creadora, ¿cómo ves el panorama de la danza en Andalucía? Creo que casi todos los creadores soléis coincidir en que hay mucho talento, pero pocos medios… Lo sigo viendo como hace 20 años, asombrosamente y con mucha pena. Vamos involucionando. Creo que hay gente muy creativa, con mucho talento, no funciona la parte alta. En Andalucía no tenemos una casa de la danza, un centro coreográfico, y ha habido tiempo, y ha habido muchas personas que hemos estado luchando durante mucho tiempo porque se creen esas infraestructuras. La danza requiere unos medios específicos que solo pueden venir de la administración. No se ha creado nada de eso, las ayudas están mal contadas, vienen con presupuestos bajos… Nunca ha habido esa intención ni presupuestaria ni por entender la danza, hay recursos, hay teatros, ¿por qué no se ceden a las compañías?. No solo es dar dinero, también hay otras vías. La situación de los artistas en España en general, es terrible. De la danza ya… ni te cuento.